Un hombre tenía dos perros. Uno era para la caza y otro para el cuido. Cuando
salía de cacería iba con el de caza, y si cogía alguna presa, al regresar, el
amo le regalaba un pedazo al perro guardián. Descontento por esto el perro de
caza, lanzó a su compañero algunos reproches: que sólo era él quien salía y
sufría en todo momento, mientras que el otro perro, el cuidador, sin hacer nada,
disfrutaba de su trabajo de caza.
El perro guardián le contestó:
¡No
es a mí a quien debes de reclamar, sino a nuestro amo, ya que en lugar de
enseñarme a trabajar como a tí, me ha enseñado a vivir tranquilamente del
trabajo ajeno!
Moraleja:
Pide siempre a tus mayores que te
enseñen una preparación y trabajo digno para afrontar tu futuro, y esfórzate en
aprenderlo correctamente
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