viernes, 7 de octubre de 2011

El perro que perdió su hueso



El viejo perro sujetaba firmemente su grande y carnoso hueso entre las mandíbulas y empezó a cruzar el angosto puente que llevaba al otro lado del arroyo. No había llegado muy lejos cuando miró y vio lo que parecía ser otro perro en el agua, allá abajo. Y, cosa extraña, aquel perro también llevaba un enorme hueso.

No satisfecho con su excelente cena, el perro, que era voraz, decidió que podía, quizá, tener ambos huesos. Entonces, gruñó y lanzó un amenazador ladrido al perro del agua y, al hacerlo, dejó caer su propio hueso en el denso barro del fondo del arroyo. Cuando el hueso cayó, con un chapoteo, el segundo perro desapareció..., porque, desde luego, sólo era un reflejo.

Melancólicamente, el pobre animal vio cómo se esfumaban los rizos del agua y luego, con el rabo entre las patas, volvió a su casa hambriento. ¡Estúpido! Había soltado algo que era real, por tratar de conseguir lo que sólo era una sombra.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Tengo dos mascotas contrapuestas


Tengo dos mascotas contrapuestas: un perro, símbolo de fidelidad y nobleza y un gato, que es lo opuesto. Un perro siempre trae lo que le entregas si se lo pides. Un gato huye con lo que le entregas cuando se lo pides.

Sin embargo, ambos animales te ven como su amo, el que los comanda, el que los protege, el que los quiere. Pienso que los seres humanos nos comportamos como estas mascotas.

Algunos quieren ser como gatos y ver por si mismos, y otros son como perros, fieles guardianes entregados a la noble causa del Hacedor. Esta percepción me lleva a entender que la raza humana se comporta frente a Dios como malas y buenas mascotas con el amo. Una simple cuestión de actitud.

¿Porqué no podemos ver con la misma simplicidad que un animal, a toda la obra de la creación .? Agradeceríamos con humildad el solo hecho de vivir y respirar, en un mundo creado para suplir todas nuestras necesidades básicas. Nos regocijaríamos de todos los parabienes de la creación, nos sentiríamos seguros y protegidos y nada nos perturbaría. Sin embargo, el hombre, peor que una mascota mala o buena, quiere todo para sí mismo, no siente ninguna simpatía por sus iguales y en cuanto pueda, los verá como competidores sino como agresores.

El hombre siempre quiere cambiar las cosas, a diferencia del animal que disfruta contemplativamente de las mismas. El hombre se cuestiona la existencia, a diferencia del animal, que vive mansamente la suya. Luego está la eterna búsqueda del hombre hacia una verdad que desconoce y siempre irá por más. Pero esto ya no es inquietud, no es deseo de saber mas para entender lo que lo rodea, es soberbia pura. Queremos saber , porque nos damos cuenta que el conocimiento proporciona poder y el poder nos hace sentir mejores que los otros, superiores, omnipotentes.

El antiguo pecado del paraíso del comienzo se hace presente una y otra vez. No descansaremos hasta saberlo todo, aunque sepamos en el fondo que no conoceremos nada, porque lo verdadero está oculto a los ojos enaltecidos y solo pueden verlo los simples, los humildes, los que no esperan nada.

Esas son nuestras mascotas, que nos enseñarán a vivir cuando ya no podamos mas con nuestras almas, nos guiarán cuando estemos perdidos y nos traerán verdadera paz.

Fuente:
http://www.deperrosygatos.org/2007/11/reflexion-sobre-nuestras-mascotas.html

miércoles, 1 de junio de 2011

Greyfriars bobby

Bobby era el terrier de un policía de la ciudad de Edimburgo llamado John Gray.



Ambos estaban siempre juntos y ya era famosa en la zona la cantidad de trucos que Bobby sabía realizar.




Desafortunadamente, un 15 de Febrero de 1858, Gray muere de una tuberculosis repentina. Durante el funeral Bobby permanecería siempre presente, y seguiría al cortejo hasta el cementerio de Greyfriars Kirkyard.




Lugar donde descansarían los restos de John y donde además, en un acto de fidelidad extrema, Bobby pasaría el resto de los 14 años que le quedaban de vida montando guardia sobre la tumba de su fallecido amo.




En un principio todos pensaban que Bobby permanecería solamente unos días sobre la tumba y que luego el hambre o el aburrimiento lo alejarían.




No obstante, comenzarían a pasar los años e incluso los crudos inviernos de Escocia y Bobby permanecería fiel en su guardia. Solo se retiraba de vez en cuando para beber y conseguir comida, o cuando la nieve le impedía permanecer en el lugar. Con los años Bobby se fue transformando en una leyenda local y personas que admiraban su fidelidad comenzaron a alimentarlo y a suministrarle un refugio en el invierno. A tal punto creció esta fama que en 1867 el mismo Lord Provost de Edimburgo, Sir William Chambers, intervendría personalmente para salvar a Bobby de la perrera y además, para evitar futuros accidentes de este tipo, declararía al fiel can como propiedad del Consejo de la Ciudad. Bobby moriría sobre la tumba de su amo en 1872, y al no poder ser enterrado en el cementerio la gente del lugar se reuniría para construirle una fuente con una estatua en su honor no muy lejos del cementerio. Estatua que, no curiosamente, fue construida mirando hacia la tumba de John Gray.

miércoles, 20 de abril de 2011

Plegaria del Perro

Dadme un pan y yo te daré, amo mío, toda mi lealtad.

Si sabes del dolor de la vida y tu corazón sangra silencioso, yo me acercaré humildemente a tí y como no se hablar moveré mi cola y lameré tus manos extendidas al desaliento.


Vive seguro de tu herencia, de tu casa, de tu rancho de la montaña, por que han de matarme antes que permitir que nadie coja lo tuyo.

Si otro amo como tú quisiera llevarme consigo no lo obedeceré y si me violenta huiré de su lado y te buscaré através del mundo.


Llévame contigo, de caza, a la mina, a la montaña, a tu trabajo o a la guerra y pondré mis fuerzas, mi astucia, mi valor y mi vida si fuera necesario para servirte hasta el fin.


Cuando velo tu sueño en las noches calladas; y, con mi oído pegado a la tierra advierto algo extraño, aúllo largamente para prevenirte del mal.


Por favor no me abandones jamás que aunque de tí reciba un castigo lameré tus manos y si la vida te falla iré a morir a tus pies.

Si me hieres aullaré largamente de dolor antes de atacarte, por que eres para mí más que un Rey y si mañana mueres tú en el desierto o en la guerra, lloraré a tu lado hasta morir.

jueves, 10 de febrero de 2011

EL GALLO DE PELEA


Chi Hsing Tzu era entrenador de gallos de pelea empleado por el rey Hsuan. Estaba entrenando un ave magnífica.


El rey no hacía más que preguntar si el ave estaba preparada para combatir. "Aún no", dijo el entrenador. "Está llena de fuego, dispuesta a pelear con cualquier otra ave. Es vanidosa y confía en su propia fuerza".


Diez días más tarde contestó de nuevo. "Todavía no. Explota en cuanto oye cantar a otra ave".


Diez días más tarde: "Aún no. Todavía se le pone ese gesto iracundo e hincha las plumas".


De nuevo diez días. El entrenador le dijo: "Ahora está ya casi listo. Cuando canta otro gallo, sus ojos ni siquiera parpadean. Se mantiene inmóvil como un gallo de madera. Es un luchador maduro. Las demás aves le mirarán una sola vez y echarán a correr.

martes, 18 de enero de 2011

Fiel hasta la muerte: Perro en Brasil se rehúsa a dejar la tumba de su dueña


La historia de Leao conmovió a todo el mundo y es que después de los desastres ocurridos en Brasil, este can se quedó sin dueña, pero no sin la fidelidad que lo hizo atarse a la tumba de la misma.







Este perrito era callejero hasta que lo rescató la familia de Cristina Cesário María Santana, quienes vivían en Teresópolis, lugar que se encuentra entre los más afectados por las inundaciones y deslaves.

Cuando la casa de Cristina y otros tres miembros de su familia fue arrasadä por el alud de tierra, Leao pudo salir con vida, pero los cuatro ocupantes de la familia de la que formaba parte, fallecieron.

En el momento en el que llegaron los rescatistas, encontraron a Leao o Caramelo como lo llaman los vecinos de cariño, mientras buscaba los restos de sus dueños entre los escombros, mismos que encontraron gracias a la ayuda del perrito.

Y ahora que los tres ocupantes de la casa en donde vivía el can fueron enterrados, Leao se niega rotundamente a dejar la improvisadä tumba de Cristina en el panteón de Teresópolis, mientras su imagen recorre Brasil y el mundo entero como testigo de la tragedia que se vive en ese país, pero también como prueba irrefutable de que la fidelidad el perro llega hasta la muerte.

lunes, 3 de enero de 2011

Para el 5 de enero

V e n t a N o c t u r n a d e R e y e s. . . !
H a s t a q u e s e v a y a e l ú l t i m o c l i e n t e