lunes, 12 de septiembre de 2011
Tengo dos mascotas contrapuestas
Tengo dos mascotas contrapuestas: un perro, símbolo de fidelidad y nobleza y un gato, que es lo opuesto. Un perro siempre trae lo que le entregas si se lo pides. Un gato huye con lo que le entregas cuando se lo pides.
Sin embargo, ambos animales te ven como su amo, el que los comanda, el que los protege, el que los quiere. Pienso que los seres humanos nos comportamos como estas mascotas.
Algunos quieren ser como gatos y ver por si mismos, y otros son como perros, fieles guardianes entregados a la noble causa del Hacedor. Esta percepción me lleva a entender que la raza humana se comporta frente a Dios como malas y buenas mascotas con el amo. Una simple cuestión de actitud.
¿Porqué no podemos ver con la misma simplicidad que un animal, a toda la obra de la creación .? Agradeceríamos con humildad el solo hecho de vivir y respirar, en un mundo creado para suplir todas nuestras necesidades básicas. Nos regocijaríamos de todos los parabienes de la creación, nos sentiríamos seguros y protegidos y nada nos perturbaría. Sin embargo, el hombre, peor que una mascota mala o buena, quiere todo para sí mismo, no siente ninguna simpatía por sus iguales y en cuanto pueda, los verá como competidores sino como agresores.
El hombre siempre quiere cambiar las cosas, a diferencia del animal que disfruta contemplativamente de las mismas. El hombre se cuestiona la existencia, a diferencia del animal, que vive mansamente la suya. Luego está la eterna búsqueda del hombre hacia una verdad que desconoce y siempre irá por más. Pero esto ya no es inquietud, no es deseo de saber mas para entender lo que lo rodea, es soberbia pura. Queremos saber , porque nos damos cuenta que el conocimiento proporciona poder y el poder nos hace sentir mejores que los otros, superiores, omnipotentes.
El antiguo pecado del paraíso del comienzo se hace presente una y otra vez. No descansaremos hasta saberlo todo, aunque sepamos en el fondo que no conoceremos nada, porque lo verdadero está oculto a los ojos enaltecidos y solo pueden verlo los simples, los humildes, los que no esperan nada.
Esas son nuestras mascotas, que nos enseñarán a vivir cuando ya no podamos mas con nuestras almas, nos guiarán cuando estemos perdidos y nos traerán verdadera paz.
Fuente:
http://www.deperrosygatos.org/2007/11/reflexion-sobre-nuestras-mascotas.html
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